Es el "Bioescarabajo", el primer auto diseñado por ingenieros británicos que funciona a gas metano, un hidrocarburo generado por los excrementos humanos y otros desperdicios orgánicos que van a parar a las cloacas de esta ciudad del sureste británico.
"Si hacemos a un lado las diferencias internas que le permiten rodar con metano, es en todo sentido igual a un auto común y corriente", le dijo a BBC Mundo Mohammed Saddiq, ingeniero de la firma de energía sostenible GENeco que desarrolló el prototipo.
El carro puede alcanzar la misma velocidad que uno convencional. Al andar tampoco se sienten diferencias y, para saciar la curiosidad de muchos, podemos confirmar que, pese a que las heces y otros desechos son la materia prima de su combustible, el tubo de escape no despide ningún olor desagradable.
Ahorro
en números
- La planta produce 18.000 metros cúbicos de biogás al año. Si se transforma en combustible, permite ahorrar 19.000 toneladas de CO2 anuales.
- 70 hogares producen anualmente residuos orgánicos como para que el auto ruede por 16.000 km, la distancia promedio recorrida en un año.
- Un tanque lleno le permite andar por 400 km.
Las aguas que llegan allí a través de las cañerías de la ciudad y sus alrededores son sometidas a una serie de procesos de filtración para depositarse luego en unos gigantescos digestores anaeróbicos.
Allí, este lodo recibe calor, y, privado de oxígeno, las bacterias presentes naturalmente en la materia orgánica comienzan a descomponer los desechos y producir biogás.
Como la planta produce más biogás del que necesita para abastecer sus necesidades energéticas, la empresa encargada de las instalaciones decidió aprovechar el sobrante y así nació la idea de crear un automóvil que funcione con metano.
"Esta planta produce unos 18.000 metros cúbicos de biogás al año. Si lo convirtiésemos en biocombustible para vehículos, y reemplazáramos al combustible fósil, podríamos dejar de emitir 19.000 toneladas de CO2", explicó Saddiq.
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