Un mayor consumo en primavera y verano de leche fresca por las mañanas, de frutas como la fresa o la naranja en el postre, de atún en conserva y tomate en las ensaladas, de marisco, o de carne no fresca (conservada durante más de 48 horas en el frigorífico), facilitan la ingesta de cantidades altas de histamina, una molécula que aumenta el riesgo de padecer ataques de migraña, según afirman especialistas del laboratorio DR Healthcare. Algo similar sucede con productos vegetales fermentados, el marisco, el pescado azul, algunos cárnicos crudos curado, como el salchichón o la sobrasada, la leche de vaca, mantequillas, los quesos madurados, como el manchego, el gruyère y el roquefort y la clara de huevo.
Algunos de estos alimentos liberan histamina, mientras que otros provocan la liberación endógena de esta sustancia, con similares efectos.
La histamina está presente en todos los alimentos de la dieta cotidiana y el cuerpo la metaboliza a través de la enzima diaminooxidasa (DAO). Según un estudio realizado por la catedrática en Nutrición y Bromatología de la Universidad de Barcelona Carmen Vidal, el 95 por ciento de los migrañosos estudiados han demostrado tener un déficit de dicha enzima, lo que provoca una acumulación de histamina en el cuerpo que contribuye a desencadenar más ataques de migraña.
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