Si antes eran ‘príncipes bondadosos’ que desde reinos lejanos querían compartir su inmensa herencia con los pobres y desposeídos del tercer mundo, ahora son timadores colombianos disfrazados de empresarios los que se han autoerigido como los ‘Reyes de la estafa’.
Sí. No es sólo el nombre de una nueva historia de Tv. Tras develarse por las autoridades la verdad sobre la famosa ‘estafa nigeriana’, los timadores se las ingenian para reinventar su modo de engañar a gente urgida de dinero rápido y fácil.
Estas bandas se han modernizado y usando las nuevas tecnologías, sin ser necesariamente ‘hacker’, ofrecen ofertas o premios millonarios en lo que todo parece perfecto y legal, pero que ocultan onerosas trampas: es laestafa electrónica. Lucía*, una alta ejecutiva de publicidad en Cali, relata que la misma banda la ha tratado de timar tres veces. “Recibí tres llamadas con mi nombre y a mi número de oficina, de una supuesta comercializadora Simeco, de Bogotá, que dice tener las franquicias de Credibanco, Mastercard, Visa, American Express, supuestamente para verificar si he recibido en mis extractos los puntos acumulados.
“Luego me dijeron que podía redimirlos ‘hasta el día de hoy’ por un valor de $200.000, sólo debía elegir un producto de tecnología y lo recibiría con ese descuento. Al preguntar cómo, me dijeron que dándoles el número de mi tarjeta de crédito. Como me negué, me dijeron ‘tranquila, no le vamos a pedir código de seguridad, sólo el número de la tarjeta para poder cargarle a su factura esa compra’. Pero me hizo sospechar que al preguntarles que cuál de mis tarjetas, no sabían”.
La ejecutiva llamó al banco y a las oficinas de sus tarjetas de crédito, donde coincidieron en decir que no habían contratado nunca con esas empresas, ni hacían esas campañas promocionales. Incluso, la remitieron a Inco, su firma de seguridad, que ratificó “no tener conocimiento de ese proveedor”.
Mientras Lucía averiguaba sobre la veracidad del caso, recibió la segunda llamada, pero la oferta era por $160.000. “Les pedí el nombre, dirección y teléfono y me los dieron. Llamé y pregunté por Yara Moncada –así se identificó la mujer que llamó– y un hombre me dijo que no podía pasar, pero que él era el auditor. Le pregunté cómo había obtenido mis datos y dijo que ‘las bases de datos nos las suministran nuestros aliados y estamos autorizados para hacer esta campaña’. Sin embargo, no reveló el Nit.
En efecto, Incocrédito averiguó y reveló que la dirección no coincidía. El País llamó al número de teléfono que le dieron a Lucía y averiguó por la promoción, pero le dijeron “que Yara está en línea y que devolverían la llamada”. Y en Internet no figura Comercializadora Simec, sino Simec Ingenieros, firma de elevadores y montacargas, con números de teléfono y dirección diferentes a los de la supuesta comercializadora.
El mismo método lo usan en diferente versión. Por ejemplo, a Saúl*, un mensajero que se gana el mínimo lo llamaron a su celular diciéndole que era ‘una de las 20 personas elegidas para recibir una suscripción gratuita de una prestigiosa revista americana en español’. Sólo debía consignar “una cuota administrativa” de $10.000 mensuales en una cuenta. El negocio está en enganchar a varias personas que por supuesto no reciben nada.
La llamada millonaria
El Departamento de Delitos Informáticos de la Sijín dice que el modo de adquirir las bases de datos puede ser el mismo que se usa para robar cuentas por Internet: cuando las empresas contratan para hacer el mantenimiento a su sistema informático, los bandidos le instalan un software espía, con el que pueden hacer egresos de una cuenta. Ahora lo estarían utilizando para extraer bases de datos sobre los clientes.
Los casos abundan, las historias varían en detalles, pero el formato es igual. Mensajes de texto al celular o correos electrónicos que ofrecen premios o promociones ante lo que es difícil resistirse.
Empezando porque ponen como respaldo firmas o marcas reconocidas como bancos, operadores de telefonía celular y canales de televisión, que usualmente hacen promociones y no generan dudas. Por ejemplo, ‘Canal tal y Banco(...) te acaban de premiar con una tarjeta débito de 20 millones. Comunícate ya a nuestro master automático 315 341 38 95. Autoriza E.T.E.S.A código 00 38*’.
Con un mensaje de texto así cayó en la trampa don Ezequiel*, quien recibió una llamada un sábado en la noche supuestamente de Sábados Felices. “Yo escuchaba el programa como si estuviera en vivo y me felicitaban porque había ganado quince millones de pesos, pero me pedían recargar a otro número de celular. Fui a un Café internet afanado, pero apenas recargaba un número me decían que debía recargar en otro, que no fuera a colgar y así me tuvieron media hora. Al final gasté $200.000 y cuando llamé a ese número, ya sonaba fuera de servicio”, cuenta.
Esas llamadas serían realizadas desde las cárceles por estafadores para recargar sus celulares, mientras inocentes caen en el espejismo. “Es sencillo, ellos compran un chip de $10.000, hacen las llamadas y luego lo botan. Por eso es difícil rastrearlos”, dicen los investigadores.
Igual le pasó a don Libardo*, un pensionado a quien le prometieron 20 millones de pesos si hacía varias recargas de $20.000 en distintos sitios de San Andresito. Acompañado por su hijo, un estudiante universitario, se fue en taxi para llegar rápido y aprovechar esa oportunidad, pero cuando ya habían recargado $200.000 y pagaron $50.000 de taxi, supieron que eran víctimas de un engaño, sin pensar que de eso tan bueno no dan tanto.
*Nombres ficticios por seguridad.
‘La estafa nigeriana’
Si recibe un correo electrónico en inglés, portugués o español, pero con mezclas y errores idiomáticos, de alguien cuyo esposo está a punto de morir por una enfermedad incurable y quiere heredarle a “los menos privilegiados” una fortuna, estaría ante una versión (envían distintos con el mismo modelo) de la estafa nigeriana.
Por ejemplo, el remitente es de nombre común como “la señora Marie Williams”, que dice que su esposo “trabajó en la embajada de Marfil en Abidján” y da como contacto el e- mail maria_williams760@yahoo.compero el mensaje llega de maria_william@atlas.sk Cuando la persona ingenua contesta, le piden datos de sus cuentas o consignar un valor para supuestamente hacer la transacción financiera, pero luego se pierde el rastro. Se llama así porque esta modalidad de fraude surgió hace más de 20 años en Nigeria utilizando el correo físico de la época.
Pero Okapko Mike Diamreyan o ‘Príncipe de Nigeria’, fue el primero en hacer por el correo electrónico de la red esta estafa que antes se hacía por carta. Las autoridades recibieron 67 denuncias en su contra entre 2004 y 2008, por estafas hechas desde Nigeria y Ghana y luego desde Norteamérica. Hoy está detenido en Estados Unidos desde finales de 2009.
Evite caer
- No preste su número de cuenta para recibir consignaciones y una comisión por ello. Puede ser dinero robado.
- Nunca facilite el número de su cuenta bancaria a un supuesto empleador.
- Tampoco se preste para transferir, enviar o girar dinero, sería robado.
- No dé datos privados como la copia de la licencia de conducir, pasaporte o de la EPS.
- No acepte trabajos de reenviar paquetes ni hacer negocios transnacionales por Internet.
- Busque información de esa empresa.
Dato clave
Los casos de estafas electrónicas abundan, pero la gente no denuncia porque no cree que esto es un delito informático, dice el grupo investigador del CTI de la Fiscalía.