EL PAIS DE LOS CÌNICOS

Viva la democracia, se grita en toda campaña electoral, elijamos los mejores, los que nos  representaran dignamente en el parlamento y las entidades del Estado, quienes defenderán nuestros derechos y sobre todo los de los más necesitados (léase ellos mismos); es un argumento común para enajenar la mente colectiva, compuesta por aquellos ciudadanos que por la naturaleza de su evolución, no alcanzan a comprender la intrincada maraña del quehacer público y político, aquel que cree que el poder lo ejercen seres privilegiados dotados de una especial singularidad.

Ese ha sido y será por siempre el pensamiento del común, cuando la verdad es que la política como la administración pública, es un ejercicio del saber humano con sus más y sus menos, utilizando siempre como premisa el bienestar común, que es un sofisma usado por muchos que se aprovechan de la ingenuidad e ignorancia de pueblo para acceder a la riqueza pública y manejarla a su antojo, imbuidos del (mandato popular). Aunque existen lógicamente excepciones que por su naturaleza dejan huella nostálgica y son irrepetibles, algunos caen en la tentación de prolongarse en el poder o ejercerlo a través de sus seguidores desfigurando su legado y su propia filosofía del ejercicio público.

Pero que esos mismos elegidos usen el mandato popular para legislar en favor de sus propios privilegios dictando normas que los hacen inquilinos del mitológico olimpo, demostrando con ello una aberrante discriminación de clase; ellos los políticos son los dioses, los gobernantes, los intocables, los demás; somos el simple pueblo que solo obedece su mandato, es en pleno siglo XXI, el siglo de la sabiduría, la época en que estamos entrando a la era de Acuario, una desfachatez por decir lo menos; pero que uno de sus más caracterizados voceros reconozca olímpicamente que ni siquiera lee y menos analiza las leyes que los privilegian, nos hace deducir que pasamos en Colombia por arte de su birlibirloque; del país de los corruptos, al país de los cínicos.

Luis Carlos Garcìa.

Martes 26 de Junio de 2012